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Desde 1978, la NASA ha estado monitoreando los vientos oceánicos a través de la dispersometría, cuyos datos han mejorado los pronósticos meteorológicos y de huracanes y nos han ayudado a comprender mejor los patrones climáticos globales. Saber en qué dirección sopla el viento sobre el agua es fundamental para industrias como la navegación y la pesca, y ayuda a predecir fenómenos meteorológicos inusuales como El Niño.

Crédito

NASA/JPL-Caltech

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